Mujeres en el lejano Oriente: La mujer en África.

La mujer africana que vive en la aldea es considerada casi siempre como un objeto de trabajo. Su jornada se inicia al amanecer para ir a trabajar a los campos y vuelven al atardecer. Pero ocupadas en sus cocinas, dedicadas a las tareas domesticas y, especialmente, criando hijos, las mujeres juegan un papel muy importante en la economía. Trabajan mas que los hombres pero cobran mucho menos. Llevan sobre sus hombros el 53% de la carga total de trabajo, remunerado y no remunerado. Como media trabajan 56 horas semanales , mientras que los hombres solo trabajan unas 42.

La maternidad de la mujer africana es un elemento de estabilidad del matrimonio y de la familia. Para los africanos la familia viene a ser el ambiente natural donde las personas nacen, viven y reciben la necesaria protección y seguridad.

La presencia de los hijos es de primordial esperanza. Todas las familias africanas desean tener el mayor numero posible de hijos, ya que representan la principal fuente de riqueza y el único modo de garantizar el clan.

La escuela de mujeres es un gineceo donde desde hace siglos las mujeres se transmiten un terrible saber: el del njongal jigeen, la ablación. África es uno de los puntos donde pervive la mutilación genital femenina que afecta entre 80 y 114 millones de mujeres y niñas.

Suele practicarse en niñas de entre 4 y 10 años. Habitualmente la realiza una partera tradicional o una anciana experimentada de la aldea.

La mayoría de las veces se realiza en las peores condiciones medicas y sin anestesia, con un cuchillo o una hoja de afeitar y a veces con un pedazo de vidrio. Por otra parte, las jóvenes no pueden llorar ni gritar porque si lo hicieses se convertirían en la verguenza de la familia. Además, suelen producirse graves hemorragias e infecciones.

Las consecuencias a largo plazo de esta mutilación van desde problemas menstruales, quistes e infecciones crónicas de la pelvis hasta la infertilidad.. Psicológicamente, la ablación provoca estados de ansiedad, depresión y ataques de pánico.

La mujer africana que vive en la aldea es considerada casi siempre como un objeto de trabajo. Su jornada se inicia al amanecer para ir a trabajar a los campos y vuelven al atardecer. Pero ocupadas en sus cocinas, dedicadas a las tareas domesticas y, especialmente, criando hijos, las mujeres juegan un papel muy importante en la economía. Trabajan mas que los hombres pero cobran mucho menos. Llevan sobre sus hombros el 53% de la carga total de trabajo, remunerado y no remunerado. Como media trabajan 56 horas semanales , mientras que los hombres solo trabajan unas 42.

La maternidad de la mujer africana es un elemento de estabilidad del matrimonio y de la familia. Para los africanos la familia viene a ser el ambiente natural donde las personas nacen, viven y reciben la necesaria protección y seguridad.

La presencia de los hijos es de primordial esperanza. Todas las familias africanas desean tener el mayor numero posible de hijos, ya que representan la principal fuente de riqueza y el único modo de garantizar el clan.

La escuela de mujeres es un gineceo donde desde hace siglos las mujeres se transmiten un terrible saber: el del njongal jigeen, la ablación. África es uno de los puntos donde pervive la mutilación genital femenina que afecta entre 80 y 114 millones de mujeres y niñas.
Suele practicarse en niñas de entre 4 y 10 años. Habitualmente la realiza una partera tradicional o una anciana experimentada de la aldea.

La mayoría de las veces se realiza en las peores condiciones medicas y sin anestesia, con un cuchillo o una hoja de afeitar y a veces con un pedazo de vidrio. Por otra parte, las jóvenes no pueden llorar ni gritar porque si lo hicieses se convertirían en la verguenza de la familia. Además, suelen producirse graves hemorragias e infecciones.

Las consecuencias a largo plazo de esta mutilación van desde problemas menstruales, quistes e infecciones crónicas de la pelvis hasta la infertilidad.. Psicológicamente, la ablación provoca estados de ansiedad, depresión y ataques de pánico.

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